MELITON GUEVARA CASTILLO.
«DEPREDADORES DEL PRESUPUESTO»
El concepto es fácil de explicar: en el reino animal resulta que un animal caza a otro para
subsistir; o como bien se ha dicho, el pez grande se come al chico o en términos educativos,
es la cadena alimenticia incluso de la cual el hombre participa. Sin embargo, hoy no me
quiero referir a ese tipo de depredadores: el termino también se puede utilizar para
ejemplificar al ser humano que se aprovecha de otros o que, como bien se dice, basta con
que los pongan donde hay y ellos se encargan del resto.
En términos de política, que en sentido estricto es servir a la comunidad, es hacer notar que
el servidor público, el político, prefiere demostrar que su vocación es depredativa, es decir,
apoderarse de todo o parte de lo que esta a su alcance. Digamos, por ejemplo, el
presupuesto de su oficina o programa público: lo desvía o se lo gasta en forma irracional sin
comprobar. En este caso al hablar de “depredadores” hay que vincularlos con la corrupción
y con la impunidad.
LA COSTUMBRE.
En tiempos de la dinastía priista robar el presupuesto publico era una costumbre. Nos
dábamos cuenta como un funcionario publico evolucionaba en su riqueza: cambiaba de
carro, construía una nueva casa, compraba ranchos… y en ocasiones, hasta cambiaba de
esposa. La cuestión es que si alguien trabajando en gobierno, no acumulaba riqueza… con
la mayor tranquilidad le decían que era un tonto, bueno la expresión es otra. Otros, en
cambio, recibían herencias de sus abuelitos o se sacaban la lotería, claro, eran las
justificaciones.
Entrar a trabajar al gobierno, entiéndase en un puesto de jerarquía, ser electo para un cargo
de popular (presidente municipal, gobernador o diputado) era pensar que ya tenia resuelto
su problema económico. Por algo, en cada sexenio, era fácil identificar a los nuevos ricos
de la ciudad o del pueblo: los contratos, el trafico de influencias, la desviación del recurso
público, amén de poner en nomina a la mitad de la familia y a un buen numero de amigos
eran las formas para depredar la hacienda pública.
LA CASA BLANCA Y LA ESTAFA MAESTRA.
Para no ir muy atrás en el tiempo sexenal basta recordar como en tiempos de Enrique Peña
Nieto se dieron varios casos de corrupción en su entorno cercano: La Casa Blanca es una
lujosa residencia adquirida por Enrique Peña Nieto, que fue vendida por el contratista
preferido del gobierno Juan Armando Hinojosa Cantú (Grupo Higa). Primero fue un
reportaje, luego un libro, pero fue la historia que cimbro al gobierno priista, porque se
convirtió en un ejemplo de la corrupción y el contubernio con los contratistas beneficiados.
Formalmente la casa costo 86 millones de pesos y fue construida para el presidente y su
familia.
Otro caso, en el mismo gobierno, fue el de la Estafa Maestra: significo el desvió de 7 mil
670 millones de pesos de la secretaria de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano
(SEDATU). Y fue estafa maestra porque involucro a 11 instituciones del gobierno federal,
entre ellas: secretaria de Desarrollo Social (SEDESOL), el Banco Nacional de Obras
(BANOBRAS) y PEMEX. La Auditoria Superior de la Federación encontró que para el
desvió se involucro a 8 universidades publicas y a 50 servidores públicos de distintos
niveles de gobierno. Por este caso, Rosario Robles fue juzgada, detenida y después de 3
años obtuvo su libertad.
SEGALMEX.
Recordemos que la 4T tiene como premisas no engañar al pueblo, no traicionarlo y no
robarlo. No robar, no traicionar y no engañar, que sirvieron a fin de cuentas como parapeto
para decir que no “somos iguales”. La cuestión es que “Mexicanos contra la corrupción”
publico datos sobre una red de corrupción en Segalmex: entrega de convenios
multimillonarios irregulares a personajes ligados al partido MC, el extravió de estados
financieros y el otorgamiento de contratos a empresas fachadas vinculadas con empresarios
que construyen desarrollo inmobiliarios de lujo.
La denuncia pública decía que el desvió era de 12 a 17 mil millones de pesos. La Auditoria
Superior de la Federación observo que la cantidad era solo de 9 mil 500 millones de pesos
(mayor que a la estafa maestra). Sin embargo, AMLO exonero a su titular Ignacio Ovalle,
sentencio que había sido engañado por sus colaboradores y ordeno que se reservara la
información por 5 años. Así que, pronto, dejara de ser reservada y espero que se haga
pública: robaron al pueblo de México.
Los hechos son innegables: la corrupción sigue, sigue, sigue. Tarde o temprano, nos vamos
a enterar.