Bielorrusia.– El presidente bielorruso Alexandre Lukashenko rechazó el domingo los llamados a nuevas elecciones y pidió a sus partidarios defender al país, al mismo tiempo que decenas de miles de personas se manifestaban contra el gobierno en Minsk.
«¡Vete!», coreaban los opositores en a otra manifestación en alusión al jefe del Estado, mientras desfilaban a lo largo de la avenida de la Independencia en una «Marcha por la libertad», constató un periodista de la AFP.
Con flores y vestidos de blanco, los participantes sostenían una gigantesca bandera blanca y roja, los colores históricos de la oposición.
Unos minutos antes del inicio de esta marcha, Lukashenko, que enfrenta su mayor desafío en 26 años al frente de la ex república soviética, hizo una aparición sorpresa cerca de allí, en la Plaza de la Independencia, donde se congregaron varios miles de sus partidarios.
«Queridos amigos, os he llamado aquí no para que me defendáis sino para que, por primera vez en un cuarto de siglo, podáis defender vuestro país y su independencia», lanzó ante la multitud.
El presidente bielorruso, de 65 años, reaccionó a los llamados de la oposición de organizar nuevas elecciones, tras las celebradas el 9 de agosto, en las que oficialmente cosechó el 80 por ciento de los votos, pero que suscitaron acusaciones de fraude y una ola de protestas sin precedentes.
«Si lo hacemos, entraremos en barrena y nunca saldremos», predijo, ante sus partidarios que ondeaban la bandera oficial roja y verde.
Desde una tribuna, rodeado de guardias de seguridad, Alexandre Lukashenko denunció la voluntad, según él, de imponer al país «un gobierno desde el extranjero».
– Protesta histórica –
La manifestación de este domingo es una de las mayores hasta la fecha en desafío a Lukashenko, quien calificó a los manifestantes de «ovejas» y criminales controlados por el extranjero.
Tras los comicios cientos de miles de personas salieron a la calle para denunciar el resultado y apoyar a la principal candidata opositora, Svetlana Tijanóvskaya, de 37 años y nueva en política que se presentó después de que otros candidatos, incluido su marido, fueran arrestados.
Miembros de la élite se han unido a las protestas: periodistas de la televisión pública, habitualmente a las órdenes del gobierno, investigadores y hombres de negocios, pero también un exministro de Cultura, Pavel Latushko.
En un video, el embajador ruso en Eslovaquia, Igor Leshchenya, dijo estar «conmocionado por los testimonios de tortura» y expresó su solidaridad con los manifestantes.
La opositora Tijanóvskaya, que reclama la organización de elecciones honestas y la liberación de prisioneros políticos, anunció la creación de un comité para organizar el traspaso de poder.
Las protestas que siguieron a las elecciones fueron violentamente reprimidas, con más de 6.700 personas detenidas, cientos de heridos y dos muertos. El fin de semana se organizaron homenajes a los manifestantes muertos en Minsk y en Gomel.
Desde el jueves, en reacción a la represión, la movilización se extendió: cadenas humanas y concentraciones de oposición emergieron por todo el país, mientras que trabajadores de fábricas emblemáticas lanzaron acciones de solidaridad.
Estas grandes manifestaciones se desarrollaron sin detenciones, después de que las autoridades parecieran dar señales de retroceder tras críticas occidentales y anunciaron la liberación de más de dos mil personas.
– Miedo de intervención rusa –
Lukashenko, que se encuentra bajo una creciente presión de la calle y el extranjero después de su controvertida reelección, se acercó a Rusia.
El domingo el Kremlin dijo estar dispuesto a ofrecer una ayuda militar, si es necesario, dentro del marco del tratado de Unión que une a los dos países y de la Organización del Tratado de la Seguridad Colectiva (OTSC), integrado por seis ex repúblicas soviéticas.
El sábado, Lukashenko aseguró que Putin le había prometido ayuda para «garantizar la seguridad en Bielorrusia».
Algunos manifestantes aseguraron que temen una intervención rusa.
«Si Rusia interviene, sería peor. Realmente me da miedo», dijo Olga Nesteruk, una manifestante.
La UE, por su parte, acordó el viernes nuevas sanciones contra responsables bielorrusos ligados a los fraudes electorales y la represión.
Manifestantes liberados relataron a la AFP condiciones de detención atroces. Privados de agua, golpeados o quemados con cigarrillos, fueron encarcelados por decenas en celdas previstas para cuatro o seis personas.