AL VUELO/ Por Pegaso

Opinión

Poder 

“Un gran poder conlleva una gran responsabilidad”,-dijo el tío Ben al Hombre Araña cuando aún estaba vivo. 

Se le conoce como “el Principio de Peter Parker”, y se usa desde antes de la Revolución Francesa, pero también es muy socorrida en los ámbitos de la política, entre los cuerpos de seguridad y en los medios de comunicación de los Estados Unidos. 

En las películas de superhéroes, esa máxima les vale madre, porque cuando pelean contra los villanos siempre hay destrucción de edificios, avenidas, vehículos y muchos daños colaterales. 

Eso ocurre así porque son los efectos especiales. Sin tales efectos especiales, ese tipo de películas no serían tan taquilleras. 

¿Qué les cuesta a los héroes llevarse a los villanos a pelear a un desierto o a una selva? ¡Pero no! Prefieren que con los rayos láser destruyan todo lo que tienen a su alcance, sin importarles el quebranto económico que puedan causar a la ciudad de Nueva York, que es donde ocurre el 99.9999% de los enfrentamientos de las películas. 

El “principio de Peter Parker” debe aplicarse también a nivel de los gobiernos. 

Si un gran poder conlleva una gran responsabilidad, alguien debería informarle al Pejidente que no está cumpliendo con esta máxima. 

Para empezar, es irresponsable estar dividiendo al país como lo hace todos los días a través de la mañanera. Un día sí y otro también, le echa más fuego al fuego. 

En un afán de vengarse de quienes obstaculizaron su llegada al poder desde hace veinte años, toma como pretexto una mal entendida lucha contra la corrupción. Malentendida porque incluso dentro de su mismo gabinete hay personas señaladas como corruptas. Ni su familia escapa a las sospechas. 

Hoy por hoy, esa encarnizada lucha se ha traducido en una pavorosa disminución de la clase media, que ha pasado a formar parte de los estratos sociales más depauperados. Pero a los megáricos y corruptos, no les hace ni cosquillas. 

“Un gran poder conlleva una gran responsabilidad”. Satanizar a la prensa por diferir de su manera de pensar, es una situación que nos acerca más a la dictadura. 

Recordemos que en La República, Platón dice en voz de su maestro Sócrates que las dictaduras provienen de las democracias. 

El exceso de libertades en una democracia, esencia del liberalismo o neoliberalismo, lleva a que un individuo que alcanza el poder en una República pretenda restringir dichas libertades por considerarlas nocivas para la vida pública. 

Y recordemos también que la dictadura precede a la tiranía, si no, lean La República de Platón. 

“Un gran poder conlleva una gran responsabilidad”. 

Eso lo tuvieron muy en cuenta los grandes estadistas, como Juárez y Madero, en nuestro País y como Lincoln o Washington, en los Estados Unidos. 

Dividir al país como lo están haciendo ALMO y El Trompas, no es cosa de patriotas, ni de estadistas. 

Dejar morir a niños con cáncer, echar a la calle a los hijos de trabajadoras que se beneficiaban con las guarderías, imponer a chaleco tus ideas, aunque te demuestren que están equivocadas, se acerca peligrosamente a lo que conocemos como tiranía. 

Yo, si llego a ser Presidente de la República, haré que se investigue la corrupción en la venta de medicamentos o en la concesión de guarderías, pero dejaré que sigan operando bajo un nuevo esquema de control, pero jamás las voy a cerrar o a dejar que se muera un solo niño, o diabético, o canceroso. 

O tal vez el Pejidente tiene otros datos. Quizá, como en las películas de super héroes, es necesario derrumbar edificios y causar la muerte de ciudadanos como efecto especial para hacer más taquillero el Gobierno de la 4T. 

Viene el refrán estilo Pegaso: “El vertebrado acuático ectotérmico por la cavidad bucal perece”. (El pez por la boca muere). 

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