AL VUELO/ Por Pegaso

Opinión

Chabelita

(Edición dominical) 

Está el Papa Pancho I en el confesionario de la Basílica de San Pedro, en El Vaticano. 

De pronto, se oye un lastimero llanto y el pobre Papa eleva la vista, angustiado, pidiendo la intervención divina: 

-Papa Pancho: Dios mío, ¡ahí viene otra vez este tormento! 

(Llega la Chabelita, enjugándose las lágrimas y las mucosidades). 

-Chabelita: ¡Ayyyy, aaaaayyy, aaaayyyyyyy! 

-Papa Pancho: ¡Ave, María Purísima! 

-Chabelita: Sin pecado concebida, padre. 

-Papa Pancho: Pero, ¿qué te pasa, hija? Mira nada más como vienes. Toma, sécate esas lágrimas (dándole un pañuelo con el emblema de El Vaticano). 

-La Chabelita: ¡Ayúdeme, padre! He caído en lo más abyecto. Temo que mi alma sea arrastrada al inframundo por el demonio del Mediodía. 

-Papa Pancho: ¡Cálmate, cálmate! A ver, dime, ¿qué es lo que te ocurrió esta vez, Chabela? 

-Chabelita: ¿Conoce usted Pejidente ALMO? 

-Papa Pancho: ¿Que si lo conozco? ¡Claro que sí! Es un excelente gobernante, muy honesto y respetuoso de las leyes terrenales y divinas. 

-Chabelita: ¡Qué respetuoso va a ser! Es un ente abyecto lleno de lujuria y depravación. 

-Papa Pancho: No es posible que digas esas cosas de ALMITO. En las últimas encuestas salió con un índice de aprobación del 53%. A ver, ¿qué te hizo para que pienses tan mal de él? 

-Chabelita: Pues verá, padre. La otra vez estaba yo en el Palacio Nacional y entonces, desde su oficina me llamó y me dijo: (Poniendo los ojos en blanco y haciendo la voz gutural) “Chabela. Ven, que te quiero enjeñar algo que te va a gujtar”. 

-Papa Pancho: Y… ¿qué era lo que te quería enseñar? 

-Chabelita: Pues qué ha de ser… eso que lleva por delante y que lo hace sentir tan orgulloso. 

-Papa Pancho: ¿No me digas que era eso? ¡Descastado!¡Sinvergüenza! Ya me encargaré yo de ese pelafustán en cuanto venga a El Vaticano. Y luego, ¿qué pasó? 

-Chabelita: Me acerqué y me dijo: (Poniendo nuevamente los ojos en blanco y haciendo la voz gutural) ¡Ajércate! Ven a tocarlo y veráj que ejtá bien juavejito. 

-Papa Francisco: ¡Madre de Dios! Pero tú no caíste en ese pecado, ¿verdad? 

-Chabelita: ¡Ayyyy, ayyyy, ayyyyyy! 

-Papa Pancho: (Agarrando su biblia y golpeando en la cabeza a la beata). ¿Qué?¿Se lo agarraste? ¡Toma, pecatriz, hetaira, sobrina de Lucifer! 

-Chabelita: Pero, ¿por qué me pega y me dice tan feo? 

-Papa Pancho: ¿Y todavía lo preguntas, soflamera? Bueno, ¿y luego qué ocurrió? 

-Chabelita: Se lo toqué. Se sentía bien suavecito (poniendo cara de lubricidad). Luego me dijo que lo agarrara con las dos manos, porque con una no iba a poder. 

-Papa Pancho: Mira, ya sabes que no es necesario que me des tantos detalles. Pero ese ALMITO me va a escuchar, ¡me va a escuchar! ¿Y luego? 

-Chabelita: Me pidió que viniera con usted para que me permitiera agarrar el suyo, aunque está muy viejo y arrugado. 

-Papa Pancho: (Pegándole nuevamente con la biblia en la cabeza). 

-Chabelita: Ya no me pegue, padre. Pues eso fue lo que me dijo ALMO. 

-Papa Pancho: Ya sabes que el mío nadie lo puede tocar. Soy un santo varón consagrado al Señor. Además, ni está tan viejo ni arrugado. 

-Chabelita: Lo que pasa es que me dijo que el de él es solo una copia y el suyo es el original. 

-Papa Pancho: A ver, hija. Ya no te entiendo. Exactamente, ¿qué cosa es una copia y qué es la original? 

-Chabelita: Pues qué ha de ser, padre, el Códice de la Conquista de México que tiene el Vaticano en su poder. Es que se va a celebrar el aniversario de la Independencia y la fundación de Tenochtitlán y el Pejidente quiere hacer una exhibición de los códices originales. 

-Papa Pancho: ¿Y todo ese tiempo has estado hablando de unos códices, Chabela? 

-Chabelita: Sí, padre, ¿pues usted qué me entendió? 

-Papa Pancho: Nada, hija, nada. Agarrar unas copias de un códice no es pecado. Anda, ve y dile a ALMITO que no le voy a prestar esos códices, porque cuestan una lana y el Banco de El Vaticano no está dispuesto a arriesgarse a que los fifís o las feminazis lo vandalicen. 

-Chabelita: Pero aparte, me dijo que le pidiera a usted una disculpa al pueblo de México por las masacres que hicieron los españoles en nombre de la Santa Iglesia Católica… 

-Padre Pancho: ¡Habrase visto! Vete, antes de que los excomulgue a ti y a él por herejes. 

(Se retira apresuradamente la Chabelita y el Papa se queda en el confesionario temblando de Santa Ira). 

-Papa Pancho: Padre mío, ¿por qué no te llevas a la Chabela y a ALMO a su rancho de Tabasco?

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