AL VUELO/ Por Pegaso

Opinión

Correo 

¡Híjole! No cabe duda que soy un tipo afortunado. 

Todos los días, al abrir mi correo electrónico, me encuentro con increíbles mensajes donde se me notifica que he sido seleccionado para recibir una millonada de dólares, que fui escogido para obtener un premio chingón o que me saqué la lotería en Timbuctú. 

Para cobrar tan jugosas compensaciones, debo enviar los datos de mi tarjeta bancaria, domicilio, fotografía reciente, mía y de mis familiares, acta de nacimiento, CURP y otros datos personales. 

Para demostrar que no miento, he aquí dos ejemplos:  

Un tal Paul Momo me escribió: “Hola. ¡Felicitaciones a la temporada! Soy el Gerente del Banco Internacional de África (BIA TOGO). Debido a mi puesto en el banco tengo una oferta interesante para usted que será de beneficio mutuo para ambos. Si comprende, podemos dividir seis millones quinientos mil dólares entre el 50%. Indique su interés para que pueda proporcionarle los detalles de la transacción. Me comuniqué con usted porque tiene el mismo apellido que mi cliente fallecido. Responder a mi correo electrónico: paulmomo0002mail.com”. 

Otro mensaje, del Dr. Antonio: “Bienvenido a EASY STEP LOAN INVESTMENT. Ofrecemos todo tipo de préstamos, préstamos personales y comerciales a una tasa de interés baja del 3%. Ofrecemos un monto mínimo de préstamo de $5,000.00 (cinco mil dólares) a 100,000,000.00 (cien millones de dólares). Si está interesado en postularse ahora por correo electrónico: easysteploaninvestment@gmail.com. INFORMACIÓN DEL PRESTATARIO: Tu nombre completo, País, Cantidad necesaria, Objeto del préstamo, Duración, Sexo, Número de teléfono móvil.” 

Me sentí conmovido por la suerte que tengo de que personas tan altruistas como el señor Paul Momo y el Dr. Antonio estén pensando en mí para otorgarme tales beneficios. 

Creo que no soy digno de tan nobles intenciones, ya que solo soy un humilde periodista chupatintas, aprendiz de escribidor. 

A quienes les han llegado estos magníficos correos, les sugiero que aprovechen la oportunidad. 

No se dejen llevar por pensamientos negativos. 

Por ejemplo, me dijo un amigo hace unos días que en su correo personal le llegan también mensajes de este tipo. 

Asegura que son individuos u organizaciones criminales que operan a nivel internacional y se dedican a la extorsión, al chantaje, al robo de identidad (pishing) y a todo tipo de fraudes, aprovechando las facilidades que nos otorgan las redes sociales y el deseo de la gente de querer enriquecerse fácilmente. 

Por supuesto, no le haré caso a mi amigo, porque es un aguafiestas irredento y siempre está pensando mal de los demás. 

Ya verá él cuando el señor Momo y el Dr. Antonio me hagan entrega de toda esa lana que dicen que tienen para mí. 

Con esos 106 millones de dólares me compraré una modesta casita en Malibú y un carrito Rolls Royce. 

También le diré al Pejidente ALMO que me venda el avión presidencial, para que de una vez salga de ese bochornoso asunto. 

Ya me ví. 

Termino mi colaboración de hoy con el refrán estilo Pegaso: “Elemento de transacción invoca a elemento de transacción”. (Dinero llama a dinero). 

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