Por Hugo Reyna/ EL SINODAL DE TAMAULIPAS
Reynosa, Tam.- En el estado de Oaxaca se corre una legendaria leyenda y que tiene que ver con el Mictlan (Tierra de los Muertos) en donde un perro negro es el guardián y transportador de las almas hacia la presencia de los dioses que juzgan la vida de las personas y dependiendo su comportamiento se les permite o niega el acceso al eterno descanso.
Según la tradición, el perro negro se encuentra instalado al pie del altar y se encuentra vigilando y cuidando el alma de los difuntos que regresan a convivir con los vivos en el Día de Muertos, tal como lo establece la leyenda.
El perro negro también vigila que las almas de los difuntos a quienes se les ofrece el Altar de Muertos, sean solo ellos quienes disfruten de lo que sus familiares disponen, y al término de la visita desde el Inframundo, cuida que las almas retornen nuevamente a su descanso eterno.
Se menciona que la historia refiere que ese perro negro se encarga de transportar a las almas de quienes han muerto y llevarlos ante la presencia de los dioses de la muerte y ser juzgados por sus actos.
Si la persona en vida fue mala o agresiva con los animales, el perro negro se niega a transportar su alma y puede pasar mucho tiempo en el cual el interesado tiene que lograr el perdón del animal y lograr que lo transporten a su descanso.
Por ello la leyenda aconseja que además de llevar una vida apacible y sin violencia o daño a terceros, también es necesario portarse bien con el entorno que nos rodea y que incluye a los animalitos que como mascotas nos acompañan en nuestra vida terrenal.