Cojo
Dicen que cae más pronto un hablador que un cojo, y a mí se me hace que nuestro Pejidente dio un buen resbalón con el tema del COVID.
Decía en aquellos tiempos, cuando apenas iniciaba la pandemia, que “no mentir, no robar y no traicionar ayuda mucho para que no dé coronavirus”, lo que nos invita a pensar que quizás ya empezó a echar mentirijillas, a traicionar o a robar, porque ya dio positivo a la enfermedad.
La otra posibilidad es que las estampitas del Sagrado Corazón de Jesús y de San Miguel Arcángel que siempre carga como escudo protector contra el malvado virus, tienen fecha de caducidad y ya no lo pudieron salvaguardar.
Todo empezó casi sin sentirlo. Los tamalitos de chipilín con su chesco, ni los frijolitos en bola con su chile de amor (de a mordida) y su agüita de Jamaica ya no le supieron a nada.
Ese día por la mañana, visitó algunas comunidades rurales y encabezó algunos actos con funcionarios de su gabinete.
Durante su gira de trabajo, aún sin usar cubreboca, saludó a muchas personas, besó de a cachetito a las viejas fodongas y cargó al escuincle chamagoso para tomarse la foto.
Por la tarde, conoció los resultados de la prueba PCR y dio a conocer mediante su cuenta de Twitter que dio positivo al COVID.
Más rápido que aprisa, todos los funcionarios que anduvieron con él se aislaron y se hicieron la prueba para asegurarse que no habían sido contagiados.
Pero, ¿y las viejas fodongas?¿Y los chiquillos mugrosos? A esos que se los lleve el diablo.
ALMO, en su calidad de Jefe de Estado, tuvo que confinarse mal de su grado para recibir el mejor tratamiento, con los mejores medicamentos, con el mejor equipo, con los mejores médicos, porque su salud es cuestión de seguridad nacional.
Incluso la vocería de la Presidencia de la República dio a conocer que no se darían datos clínicos del primer paciente de la Nación porque es privado.
No obstante, se levantan voces que exigen conocer cuál es su estado de salud al minuto, para saber a qué atenernos.
¿Qué pasaría si, por desgracia, el COVID acaba con la vida del Presidente?
Así como son quisquillosos en dar un informe de más de tres horas todos los días, conocido como “La Mañanera”, es necesario de toda necesidad que se transparente también el tema de salud del mandatario, porque nosotros pagamos su sueldo y a final de cuentas es nuestro empleado.
¿Qué Gerente de Recursos Humanos, qué Director de Empresa no se interesa en la salud de sus subalternos? Tienen que estar al pendiente, porque cualquier situación que altere su salud necesariamente redundará en pérdidas para la compañía.
Aquí es igual. Si el Peje del Ejecutivo Nacional está bien de salud, debemos saberlo para tener tranquilidad, pero si no responde bien al tratamiento, también debemos saberlo para darnos una idea de lo que nos espera.
No está por demás decirlo, pero si algo pasa, si llega a faltar el Pejidente, quien asumiría el cargo de manera provisional sería la Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero (Artículo 84 de la Constitución) para después el Congreso designar a su sucesor.
No quiero despedirme sin antes subrayar que para nadie es deseable que ocurra algo como eso. Que viva el Pejidente y que gobierne el resto del sexenio para el cual fue electo.
Que se dé cuenta que ni las estampitas, ni la honestidad, ni evitar las mentiras nos van a salvar de una enfermedad como el COVID-19.
Que ahora sí, deje a un lado su inveterada terquedad y use cubrebocas, guardando también la sana distancia, para dar el ejemplo nacional.
YO termino mi colaboración de hoy con el refrán estilo Pegaso: “¿Con qué propósito indagas si el felino cuenta con un trío de apéndices, sabedor de que posee cuatro?” (¿Para qué le buscas tres pies al gato sabiendo que tiene cuatro?)