Por Oscar Díaz Salazar.
Lo que se esperaba como el gran acto que marcaría el debut del diputado Erasmo González Robledo como el gran operador político de Morena en Tamaulipas, quedó en nada.
Aunque se manejó con discreción, de cualquier forma trascendió que la visita del diputado Mario Delgado a Tampico serviría, en principio para presentar al nuevo delegado del partido, pero también sería el marco para anunciar el ingreso de cuatro diputados locales panistas a la fracción parlamentaria de Morena en el Congreso local.
El líder nacional de Morena, Mario Delgado, se quedó vestido y alborotado y con ganas de dar la bienvenida al diputado Manuel Canales de Nuevo Laredo, a Miguel Gómez Orta de Altamira, a uno más de la frontera y otro de la zona centro.
No se sabe aún si fue con zanahoria o con garrote como hicieron desistir a los legisladores panistas de su intención de abandonar el carro albiazul y la ruta de los vientos del cambio.
Quedarse a medias fue lo peor que pudieron hacer los diputados “rebeldes por un día”, pues ya no serán fiables en la casa que pretendieron abandonar, ni bien recibidos en la que desairaron, por cobardía o conveniencia, sin ofrecer una explicación de su arrepentimiento de último momento.
El saldo en esta rebelión frustrada es de puras pérdidas: pierde el gobernador la confianza en cuatro de sus elementos en quienes había delegado importantes tareas políticas; pierde Morena la posibilidad de nutrir sus filas con cuatro diputados y de empezar el desmantelamiento del equipo vacuno en Tamaulipas; y el que más pierde es el diputado Erasmo González Robledo, que a los ojos de su líder y de la clase política morenista, mostró sus incapacidad como operador político y su ineficacia como negociador.
Como no hubo ni habrá explicaciones de los involucrados en esta rebelión que nació muerta, me permito compartir mi sospecha de que a esas cuatro ovejas descarriadas les ofrecieron optar por la reelección para regresar al redil, y por supuesto que esa será una más de las promesas incumplidas por Cabeza de Vaca.
Si los cuatro diputados quieren seguir vigentes como políticos, más les vale entender que ya no caben en el PAN, que pasaron a la categoría de personas non gratas para el gobernador, y que su mejor opción es cruzar el Rubicón, quemar las naves y pedir posada, una vez más, en la casa de los morenos.