Lucky
¡Oiga! ¿Usted apoyaría a alguien para un puesto de elección popular a alguien que admira al tristemente célebre gángster de Chicago Lucky Luciano?
Yo tampoco.
Y dudo mucho que alguien de este Gobierno tan honesto lo haga.
Es como poner al lobo a cuidar a las ovejas.
Lucky Luciano no solo se hizo famoso por ser un asesino despiadado o por traficar con alcohol en el tiempo de la Prohibición y evadir impuesto, sino por aquella famosa frase que dice más o menos así: “El dinero es dinero, no importa de donde venga”.
Y claro hay quien idolatra a este tormentoso personaje y ha hecho todo lo necesario para seguir sus pasos y llevar al límite su máxima de acumular riquezas aún cuando éstas vengan de actividades ilícitas.
Salvatore Lucania, quien pasaría a la posteridad con su sobrenombre, fue el padre del crimen organizado norteamericano y factor decisivo en el desarrollo del Sindicato Nacional del Crimen en los Estados Unidos.
“El apodo de Lucky (afortunado), se lo otorgaron debido a las malas experiencias a las cuales sobrevivió a lo largo de su carrera delictiva, desde que llegó a Norteamérica. De joven lo diagnosticaron con viruela y años después lo arrestaron varias veces por robo, agresión, apuestas y drogas. Fue víctima de un secuestro donde fue torturado y sobrevivió a una tremenda paliza por tres hombres, así como un corte en la garganta, debido al rechazo de trabajar para otro jefe”,-dice la Wikipedia en su descripción del famoso criminal.
No conozco nadie en su sano juicio que admire a alguien con tales antecedentes. No a menos que desee seguir su tormentosa trayectoria.
Es por eso que aquellas personas que están en la cúpula del Gobierno y de los partidos políticos deben sopesar muy bien a quienes van a postular para candidatos a gobernadores, diputados federales, diputados locales y alcaldes.
Porque dejar la decisión a las encuestas no siempre garantiza que llegará el mejor.
En muchas ocasiones personas con negros antecedentes llegan al gobierno o al Congreso y se dedican a hacer negocios personales, traficando influencias y robando a manos llenas, precisamente como lo hicieron durante tantos años los funcionarios públicos del viejo régimen priísta.
Las encuestas están bien, como base para tomar decisiones, pero también se deben poner candados que impidan entregar el poder en charola de plata a quien no se debe.
Admirar a un delincuente y hacer apología de él, tiene que ser una señal de alarma para aquellos que tienen que tomar decisiones, sobre todo si se la dan de honestos, que no mienten ni traicionan porque, ¿qué otra cosa puede ser, sino traicionar al pueblo cuando se imponen candidatos de negros antecedentes?
Por el bien de los ciudadanos, espero que eso no llegue a pasar.
No en Reynosa.
Viene el refrán estilo Pegaso: “Abstente de obsequiarme, sin embargo, colócame en el sitio donde sea abundante”. (No quiero que me des, sino que me pongas donde haya).