Madrid.- El virus está sin control y se va propagando por todo el país, sobre todo en Madrid, a una velocidad fulminante. En las últimas horas, las personas con la enfermedad en la capital español han aumentado un 35 por ciento y la cifra de muertos sólo en Madrid ya suman los 38. El último informe del ministerio de Sanidad elevó hasta dos mil 968 las personas contagiadas, de los cuales 84 han fallecido.
La situación es de tal gravedad que la presidente de la comunidad autónoma, la conservadora Isabel Díaz Ayuso, reconoció que “nos enfrentamos al mayor desafío” de la historia reciente, en el que además de suponer un grave riesgo de salud pública hará trizas los cimientos de la economía de la región y del país. Para añadir aún más alarma a la situación, la ministra de Igualdad, Irene Montero, dio positivo en “coronavirus”, lo que obligó a someter a todo el gobierno y a los jefes de Estado, los Reyes de España, a someterse al test para confirmar si también tienen la enfermedad.
Las calles están vacíos, los museos cerrados, las tiendas y los restaurantes o cafeterías con muy pocos clientes. La única concentración de gente más o menos multitudinaria que se puede encontrar en la capital española es en los supermercados, donde la gente continúa haciendo comprar de pánico, llevándose sobre todo pasta, arroz, harina, garbanzos, papel higiénico y atún en lata.
También hay colas de gente en las farmacias, buscando desesperadamente mascarillas, gel desinfectante y alcohol, a pesar de que en la mayoría ya están agotados. La sensación de alarma y de desesperación va creciendo por días, incluso por horas, en una ciudad que ha alterado radicalmente sus hábitos en los últimos cuatro días. Los colegios, universidades y jardines de niños están cerrados y desde el gobierno se recomienda no hacer viajes ni al interior ni al exterior del país y sobre todo no salir más que para lo imprescindible de casa.
Las autoridades madrileñas advirtieron además que lo peor está aún por venir. Es decir que en las próximas tres semanas habrá una propagación masiva de la enfermedad y habrá un aumento muy notable de los positivos, que se explica en que la enfermedad suele aflorar después de varios días, incluso semanas, con lo que se cree que hubo un contagio masivo en las últimas semanas, sobre todo en actos multitudinarios públicos que el gobierno se negó a cancelar en su día, como la manifestación por el Día de la mujer del pasado 8 de marzo, en la que se congregaron más de cien mil personas.
Una de las principales impulsoras de esa marcha fue la ministra de Igualdad, Irene Montero, de Unidas Podemos (UP), en partido de izquierda que forma parte de la coalición del gobierno central. La política española informó a través de las redes sociales que había dado positivo y que por tanto se quedaría en casa y sometería a su pareja y líder del partido, además de vicepresidente segundo del gobierno, Pablo Iglesias, a una cuarentena.
Esta confirmación de la enfermedad también tuvo otras consecuencias, como la realización de test de verificación al Ejecutivo al completo e, incluso, a los Reyes de España, ya que Montero participó en un acto institucional hace unos días con la Reina Letizia.
Entre otras medidas adoptadas en las últimas horas para intentar acotar la enfermedad destacan la suspensión total de la liga de futbol profesional, tanto de primer como de segunda división, así como la anulación de todos los torneos deportivos, tanto profesionales como amateur.
Además, en el País Vasco se decidió extender la medida del cierre de colegios -que hasta ahora sólo afectaba a la ciudad de Vitoria- y que ahora se hará extensiva a toda la comunidad autónoma. En Barcelona también se anunció que a partir del próximo lunes se cerrarán todos los colegios y que la propia alcaldesa, Ada Colau, se sometería al test porque se sospecha de que también podría tener la enfermedad. En Galicia también se ordenará el cierre de todos los colegios.
En medio del caos y la desesperación, también trascendió que ante el riesgo de que la situación se salga de control, el Ejército está preparado para actuar, sobre todo en labores humanitarias y sanitarias.