San Salvador.– Los salvadoreños comenzaron a votar este domingo para renovar el Congreso, las alcaldías y los diputados al Parlamento Centroamericano, en unas elecciones cruciales para el presidente Nayib Bukele en su aspiración de afianzar su poder con una mayoría legislativa.
Los mil 595 centros de votación en todo el país abrieron a las 07:00 (13:00 GMT) para una jornada de 10 horas, bajo la vigilancia de unos 40 mil efectivos de seguridad, entre policías y militares y observadores internacionales.
Desde minutos antes de la apertura de mesas se observaban filas de votantes con mascarillas, en medio de la pandemia de covid-19.
«Esperamos vivir en este día una jornada electoral pacífica, una verdadera fiesta cívica coronada por una participación masiva del electorado», declaró Dora Martínez, presidenta del Tribunal Supremo Electoral (TSE) en una cadena de radio y televisión poco antes de la apertura de la votación.
De 10 partidos contendientes de izquierda a derecha del espectro político, los salvadoreños deberán elegir los 84 diputados a la Asamblea Legislativa, autoridades de 262 alcaldías y 20 diputados al Parlamento Centroamericano, una instancia de la integración regional.
Las encuestas presagian el fin del control que desde 2018 mantienen en el Congreso la derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena) y el exguerrillero Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN, izquierda).
Esos partidos dominaron la política de El Salvador desde los acuerdos de paz de 1992, que pusieron fin a 12 años de guerra civil, hasta que Bukele llegó al poder en 2019 como una alternativa al bipartidismo.
Consolidación en el poder
La votación del domingo podría marcar la consolidación en el poder del mandatario si logra alcanzar una mayoría legislativa con sus partidos aliados Nuevas Ideas (NI), que ayudó a formar, y Gran Alianza Nacional (Gana), que le postuló a la presidencia.
El analista y profesor de ciencias políticas Juan Ramón Medrano consideró que están en juego los dos extremos: que el presidente controle el legislativo con una mayoría de NI y Gana; o que Arena y el FMLN mantengan la mayoría de escaños.
«Para la democracia nunca es bueno que el poder esté concentrado en un solo partido y en manos del presidente, porque los pesos y contrapesos son los que permiten que no haya abusos de poder», advirtió Medrano a la AFP.
Con control del legislativo, Bukele podrá incidir en los nombramientos en la Corte Suprema de Justicia, la Contraloría y la Fiscalía, con las cuales ha tenido disputas, así como promover reformas constitucionales de su interés.
Días antes de la contienda, la Conferencia Episcopal de El Salvador denunció la violencia «exacerbada» que imperó en la campaña, y que cobró la vida de dos militantes del FMLN, e instó a los salvadoreños a acudir a las urnas pensando en el futuro.
Estos hechos ocurrieron días después de que Bukele criticara los acuerdos de paz y cuestionara el trabajo de los firmantes en favor de las víctimas.
«Votemos siguiendo la voz de la conciencia rectamente formada y pensando en el futuro», pidieron los obispos católicos.
Los resultados preliminares de la contienda podrían conocerse en la medianoche del domingo, aunque los resultados oficiales podrían demorar hasta 15 días.
Temor a la violencia
La influyente Universidad Jesuita José Simeón Cañas (UCA) advirtió en un editorial que las elecciones se celebran «en un ambiente de tensión y confrontación que podría desembocar en violencia y poner en duda los resultados».
«Todo augura que este proceso no será fácil: a un contexto político enrarecido y a una institucionalidad debilitada por el permanente y abierto desafío del Ejecutivo a las leyes se suman unas elecciones en sí mismas complejas», advirtió la UCA.
Bukele ha ignorado la prohibición de emitir mensajes políticos tres días antes de la votación, y divulgó en la televisión anuncios en los que llama a votar por sus aliados y critica a sus adversarios.
La UCA y dirigentes alertaron también del uso político de la Policía Nacional Civil y el Ejército para incidir en la votación y favorecer a aliados del gobierno.
«Eso es peligroso y por eso queremos pedirle a la OEA, a la comunidad internacional, que vigile este proceso, que nos ayuden a que ese tipo de actos no se vaya a dar», urgió el saliente presidente del Congreso, Mario Ponce, de Arena.