Washington.- El presidente Joe Biden pidió ayer al Congreso promulgar una legislación para prohibir los rifles de asalto y los cargadores de munición de alta capacidad, y lo exhortó a aprobar medidas que refuercen el control de armas en Estados Unidos, tras el tiroteo del lunes en el estado de Colorado, que dejó 10 muertos, y el de hace una semana en Georgia, donde fallecieron ocho.
“No necesito esperar un minuto más, todavía menos una hora, para tomar medidas de sentido común que salvarán vidas en el futuro”, aseguró en un solemne discurso pronunciado desde la Casa Blanca.
Reclamó al Senado que apruebe “de inmediato” dos proyectos de ley, que la Cámara de Representantes ya avaló, para ampliar los controles de antecedentes penales para la venta de armas de fuego. “Les exijo actuar a mis colegas de la Cámara de Representantes y del Senado”; precisó que “esto no es y no debería ser un asunto partidista, es un asunto estadunidense”.
Es improbable que una legislación regulatoria se apruebe en el Senado, donde se necesitan al menos nueve votos republicanos, refirió Afp.
Biden recordó que el Congreso logró superar sus divisiones y aprobó un veto a este tipo de armamentos durante 10 años en 1994, cuando él era el presidente del Comité Judicial. “Fue la ley que más duró y redujo estas matanzas de masas. Deberíamos volver a hacerlo”.
“Epidemia de violencia” con armas roba vidas inocentes
La presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, comentó: “es necesario actuar ahora para evitar que esta lacra siga lastrando a nuestras comunidades”, mientras el jefe de la mayoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, denunció que “una epidemia continua de violencia con armas de fuego roba vidas inocentes”.
La balacera más reciente ocurrió el lunes, cuando un hombre armado irrumpió a las 15 horas con fusil ligero semiautomático AR-15 en el supermercado King Soopers, de Boulder, en Colorado, dejando 10 muertos, incluido el agente Eric Talley, de 51 años.
El sospechoso, identificado como Ahmad al Aliwi Alissa, de 21 años, fue imputado con diez cargos de asesinato en primer grado y “en breve” será trasladado a la cárcel de Boulder; no se informó cuáles fueron sus motivos.
Las 10 víctimas tenían edades de entre 20 y 65 años.
Este incidente se produjo días después de que un hombre mató a ocho personas, seis de ellas mujeres de origen asiático, en varios salones de masaje de Atlanta, Georgia. Ambas tragedias han suscitado llamados urgentes de la población a la administración demócrata y a los legisladores para que actúen.