Washington.– Un policía murió y otro resultó herido ayer después de que un hombre los embistió con un automóvil frente a uno de los controles de acceso al Capitolio de Estados Unidos; el incidente ocurre tres meses después de la violenta toma de este recinto por seguidores del ex mandatario Donald Trump en plena transición presidencial.
El agresor también falleció por los disparos de otros agentes cuando bajó del automóvil empuñando un cuchillo para arremeter contra ellos, informó Yogananda Pittman, jefa de la policía del Congreso, en conferencia de prensa. El sospechoso fue identificado por la prensa local como Noah Green, de 25 años, pero las autoridades aún no dan más detalles sobre la identidad del agresor ni los motivos del ataque.
Imágenes de televisión mostraron al coche azul colisionar contra la barrera de seguridad de una de las calles que lleva al Congreso. Tras el asalto del 6 de enero contra el recinto, las autoridades erigieron una barrera y cerraron un amplio perímetro alrededor, pero en días recientes comenzaron a reducir la zona vallada y abrir el tránsito.
“Sólo le pido al público que tenga en sus oraciones a la policía del Capitolio y a sus familias”, señaló Pittman, y agregó: “Esta ha sido una época extremadamente difícil para la policía del Capitolio federal luego de los eventos del 6 de enero, y ahora con lo que ha ocurrido aquí hoy”.
El cuerpo policial del Capitolio identificó al agente fallecido como William F. Evans, un veterano con 18 años de servicio, miembro de la unidad de primeros auxilios del departamento. Se trata de la segunda muerte de un agente este año para una agencia que aún lucha por recuperarse de la insurrección.
Robert Contee, el jefe de la policía metropolitana de Washington, informó en la conferencia que por el momento no se considera que este hecho se relacione con “terrorismo”, y afirmó que no existe una “amenaza en curso”. Aun así, el Congreso, junto con otros edificios gubernamentales aledaños, fueron cerrados, blindados y puestos en alerta máxima.
“Claramente se trata de alguien que trató activamente de llegar a quien sea o a lo que sea. Simplemente no lo sabemos en este momento, por lo que tenemos la responsabilidad de investigarlo para llegar al fondo. Si el ataque fue contra las fuerzas del orden, o quien sea, tenemos la responsabilidad de llegar al fondo y lo haremos”, aseguró Contee.
La toma perpetrada por los seguidores de Trump (que dejó cinco muertos, entre ellos el oficial Brian Sicknick) tuvo lugar el día que el Congreso de Estados Unidos celebraba una sesión conjunta para ratificar la victoria de Biden en las elecciones presidenciales del 3 de noviembre. El magnate rechazó repetidamente y sin pruebas el resultado, con el argumento de que se había producido un “fraude”.
El presidente Biden dio sus condolencias y las de su esposa, Jill, por la muerte de Evans, y ordenó izar a media asta las banderas de la Casa Blanca. “Sabemos lo difícil que ha sido este momento para el Capitolio, para todos los que trabajan allí y para quienes lo protegen”, indicó en un comunicado.
La líder de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, aseguró que el policía fallecido es “un mártir de la democracia” y afirmó que el Congreso está listo para ayudar a las fuerzas del orden en una investigación “rápida y exhaustiva de este atroz atentado”.
El líder de la mayoría demócrata del Senado, Chuck Schumer, aseguró que tiene el “corazón roto” por el oficial muerto.
Presionar el cuello del afrodescendiente George Floyd con la rodilla cuando estaba esposado y boca abajo fue una “fuerza mortal de máximo nivel” y algo “completamente innecesario”, declaró el teniente Richard Zimmerman, director de la división de homicidios del Departamento de Policía de Minneapolis.
“Una vez que la persona está esposada, el nivel de amenaza baja por completo”, explicó Zimmerman, y recalcó que “si tu rodilla está en el cuello de alguien, eso podría matarlo”. Aseguró que la maniobra no se enseña en la policía y que en esos casos es mejor voltear al detenido, pues boca bajo “se restringe aún más su respiración”.
Zimmerman (llamado a declarar en el quinto día del juicio contra el policía Derek Chauvin por asesinato y homicidio culposo) aseguró que el ex agente, despedido tras la muerte de Floyd, violó las políticas sobre el uso de la fuerza.