AL VUELO/ Por Pegaso

Opinión

Schopenhauer 

Hay una palabra que caracteriza a la presente Administración Municipal: Sensibilidad. 

La palabra que podría caracterizar a la próxima sería: Dinamismo. 

El dinamismo y la juventud serán las principales divisas del nuevo gobierno, pero además, serán temas importantes la ecología, el crecimiento económico y… la protección de los animales. 

Decía el filósofo alemán Arthur Schopenhauer que un hombre que siente compasión no puede lastimar a los animales, aunque estos sean distintos de nosotros. 

En una de las conferencias de los lunes, Carlos Peña Ortiz, a la sazón candidato a la Presidencia Municipal de Reynosa, mencionó que uno de sus proyectos será, precisamente, crear un centro para la atención de mascotas, que no será un hospital o clínica, sino que en esa instalación se podrán atender problemas básicos de salud de los animales domésticos y callejeros. 

Una buena noticia para las asociaciones que aman a nuestros amigos peludos, como el Centro de Atención Canina de Reynosa, la Comunidad de Rescatistas Animalistas y el Refugio Animal de Reynosa. 

El filósofo alemán, que entre otras cosas era un tipo muy pesimista, decía que el ser humano ha hecho del mundo un verdadero infierno para los animales, tanto los que nos comemos como los que nos sirven para el trabajo o como compañía. 

De los primeros, basta recordar que existe una industria multimillonaria del pollo, por citar un ejemplo. En las granjas automatizadas se seleccionan los polluelos que no tienen defecto y al resto los envían a una trituradora donde se elabora alimento para perros o gatos. A las gallinas ponedoras de huevos, se les mantiene toda su vida en un pequeño cubículo. 

De igual manera, las vacas lecheras tienen apenas un reducido espacio para moverse. Los cerdos, por su parte, son engordados y suministrados con hormonas mientras esperan que les llegue su hora en un pequeño corral. 

A las crías se les separa casi apenas nacen. 

Está plenamente demostrado que los animales tienen sentimientos y necesidades similares a los humanos. Cuando estas no pueden satisfacerse, producen un terrible sufrimiento. 

Cuando nosotros disfrutamos de un rico huevo con tocino, pocas veces nos paramos a pensar en los pobres animales y en el sufrimiento que les causamos. 

Y si pensamos en los animales de tiro o los que aún se utilizan en algunas labores del campo, también sufren las de Caín. O los canarios que tenemos enjaulados solo para oír sus trinos. 

Yo, Pegaso, aplaudo que el joven alcalde electo de Reynosa esté pensando en mitigar un poco la angustia de miles de animales callejeros que son abandonados por sus irresponsables dueños. 

Es típico que pasa uno por la calle, donde venden cachorritos, y los hijos pequeños piden que les compremos uno de ellos. 

Durante algunos meses, tal vez años, están contentos porque el animalito se ve tierno, peludo y afelpado, pero cuando crece se ve diferente y ya no es tan amado por los pequeños dictadorzuelos. 

Es ahí cuando sienten el abandono de la familia. Poco a poco se van desentendiendo de él, hasta que, definitivamente, lo echan para afuera, a la calle, donde pasará frío, hambre y enfermedades. 

El centro de atención, que vendrá acompañado de un Reglamento de Protección y Control de Animales, tendrá precisamente la función de mitigar el sufrimiento que los humanos causamos a nuestras mascotas, principalmente perros y gatos. 

Hasta hace apenas un año, todavía se veían deambular en las calles de la ciudad los vetustos y antiestéticos carretones jalados por caballos y burros. Una estampa que ha quedado en el olvido, gracias a la voluntad de las autoridades municipales por acabar con el sufrimiento de esas nobles bestias. 

Las cuales, a final de cuentas, debieron acabar convertidas en carne para machaca. (Nota de la Redacción: Tan bien que ibas, Pegasiux. ¿Tenías que terminar con esa frase? Te acusaré con Schopenhauer). 

Nos quedamos con el refrán estilo Pegaso: “Canis familiaris es óptimo camarada de Homo Sapiens”. (El perro es el mejor amigo del hombre).

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