Por Oscar Díaz Salazar
Es interesante recordar en donde estaban los que hoy quieren ser candidatos de morena a gobernador de Tamaulipas, cuando el hoy presidente, Andrés Manuel López Obrador, recorría incansablemente el territorio nacional, para decirle a los mexicanos que si había otra forma de gobernar y que se podría hacer realidad su idea fuerza que señala: «por el bien de todos, primero los pobres».
Es pertinente ubicar lo que hicieron, a favor o en contra, e incluso si no hicieron, ni tuvieron participación, esos que hoy quieren sentarse a la mesa servida para disfrutar del banquete y aprovecharse del esfuerzo colectivo en el que muchos aportaron y del que hoy quieren beneficiarse algunos advenedizos.
Héctor Garza González.- Sus detractores pueden acusarlo de muchas cosas, más no de ser obradorista de último momento y/o por conveniencia. El reynosense acredita más de una década de acompañar el movimiento que llevó a la presidencia a AMLO. Con López Obrador fue candidato a diputado federal por el PT y candidato a gobernador en 2016.
José Ramón Gómez Leal.- El Delegado federal apodado JR (jota erre) es de reciente conversión al lopezobradorismo. Se comprometió políticamente con el hoy presidente antes del triunfo del 2018, previo a la jornada electoral en la que también sumó más de cien mil votos como candidato a presidente municipal de Reynosa.
Erasmo González Robledo.- Priista recalcitrante hasta un minuto antes de ser registrado como candidato a diputado federal por el distrito de Ciudad Madero en 2018, invitado por un familiar del presidente de la república. En el diputado federal Erasmo González tenemos el mejor ejemplo de aplicación de la máxima que indica «unos persiguen la liebre y son otros quienes la atrapan». Sin haber aportado un solo esfuerzo, declaración, apoyo o centavo al movimiento, hoy es el político más influyente de la 4T en Tamaulipas, la mano que mece la cuna, el sujeto que propone, dispone y veta a candidatos, funcionarios, dirigentes partidistas, negocios, etc.
Américo Villarreal Anaya.- El senador Américo Villarreal ha transitado por la política, y por la vida, al amparo del recuerdo de su padre, homónimo y ex gobernador de Tamaulipas. Con el carisma de un refrigerador descompuesto y el entusiasmo de un Gutierritos a mitad de quincena, Américo desempeñó importantes cargos en los gobiernos priistas: fue director de los hospitales públicos de Ciudad Victoria y Subsecretario de Salud. Su tibieza de carácter, que han querido vender como señal de prudencia y madurez, le ha generado críticas y mucho malestar entre los simpatizantes de la 4T que sospechan de su omisión en el tema del desafuero del gobernador y la declaración de la desaparición de poderes en Tamaulipas.
Rodolfo González Valderrama.- El tampiqueño Rodolfo González conoce al presidente desde la época de estudiantes de licenciatura en la UNAM. Ha participado en los partidos, coaliciones y movimientos que antecedieron a la formación de morena. En el 2016, cuando AMLO se entera que González Valderrama era un tamaulipeco que participaba en un grupo político en el que abundaban los oriundos de Zacatecas, recibió – y atendió- el encargo de formar los comités de base en su estado natal. Desde ese tiempo, desde el 2016, Rodolfo González no sólo tiene permiso, tiene la indicación, de hacer política en Tamaulipas, de parte del mero jefe del movimiento de regeneración nacional, además de ser su jefe máximo en el gobierno federal. Si bien Rodolfo González ha estado ausente del Estado por varios años, esa ausencia puede ser una ventaja, pues lo ha mantenido ajeno a la delincuencia organizada que ya está infiltrada en los gobiernos locales. Ya en alguna ocasión fue tema de conversación entre Valderrama y AMLO ese asunto del desarraigo. Valderrama agradeció y declinó el ofrecimiento de una promoción política que le planteaba el hoy presidente y López Obrador le replicó que su ausencia era precisamente su ventaja en un medio -gobierno de Tamaulipas- que tenía a sus más recientes representantes en la cárcel.