Brasilia.- El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, fue internado ayer en un hospital de Sao Paulo por una obstrucción intestinal. Los médicos descartaron una cirugía y determinaron someterlo a tratamiento.
El mandatario fue trasladado al final de la tarde en un avión de la fuerza aérea desde Brasilia hasta el aeropuerto paulista de Congonhas y llevado desde ahí en ambulancia hasta el hospital privado Vila Nova Star, constató la agencia de noticias Afp.
Horas antes, en Brasilia, su hijo, el senador Flavio Bolsonaro, declaró a Radio Jovem Pan que el mandatario había sido ingresado a cuidados intensivos del hospital de las fuerzas armadas de Brasilia y tuvo que ser intubado como medida de precaución, pero que no está grave.
El diario Folha de Sao Paulo señaló en un artículo que Bolsonaro usa su hospitalización para resucitar su figura de mártir frente al ex mandatario izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, quien le lleva amplia ventaja en los sondeos sobre las elecciones presidenciales del próximo año.
El médico Antonio Macedo, quien en varias ocasiones operó a Bolsonaro tras el ataque que sufrió durante la campaña electoral de 2018, constató la obstrucción intestinal y resolvió llevarlo a Sao Paulo, donde se le realizaron exámenes complementarios para definir si se le sometía a una cirugía, indicó el Palacio presidencial de Planalto.
Bolsonaro, de 66 años, fue internado por la mañana en el Hospital de las Fuerzas Armadas, para “investigar la causa del hipo” que le aqueja desde hace más de 10 días, según otra nota oficial.
Desde la semana pasada, el mandatario padecía un hipo persistente, después de someterse a un tratamiento de implante dental.
Aunque por ahora los médicos descartaron la cirugía, si se llegara a necesitar se trataría de la séptima operación a la que sería sometido el gobernante desde que fue apuñalado en el intestino en septiembre de 2018. Y de la quinta en el aparato digestivo.
El autor de aquel atentado, ex afiliado del Partido Socialismo y Libertad, una disidencia del Partido de los Trabajadores del ex mandatario Luiz Inácio Lula da Silva, fue diagnosticado con trastorno delirante y declarado inimputable por la justicia. Hoy está recluido en la unidad siquiátrica de una cárcel de máxima seguridad.
Bolsonaro siempre ha sostenido que la tentativa de asesinato fue planeada y tuvo respaldo político.