No Mirar Atrás
No mirar atrás, es difícil, no voltear atrás y preguntarte porque lo hice, en que pensaba o fui una tonta.
Pero el mirar atrás y atormentarte con tantas preguntas, lo único que hace es crear miedos, culpas e inseguridades.
Al mirar atrás, observarás momentos, tristes, dolorosos, de angustia, pero también de alegría, de felicidad y de muchas sonrisas. Momentos que marcaron nuestras vidas, que se quedan guardados en nuestro corazón.
Mirar atrás, es el confrontar y afrontar, las acciones y repercusiones, de las decisiones que a lo largo del tiempo hemos tomado, buenas o malas acertadas o no. Pero fueron decisiones que tomamos pensando en que serían las mejores. Algunas dolieron demasiado, unas tantas han sido un grandísimo error, y unas pocas nos arrebataron lágrimas. Pero también hubieron muchas que nos llenaron de alegría, de felicidad y robaron sonrisas.
Voltear atrás más que darnos sufrimientos, debería de regalarnos enseñanzas, crecimiento y un gran aprendizaje. Nadie aprende en cabeza ajena, todos tendrán una opinión de nosotros, muchos nos juzgarán, seremos señalados por nuestro pasado. Pero ninguna persona notará los cambios que has hecho en tu vida cuando estos son positivos. Buscar nuestra paz interior y el sentirnos mejores personas es lo que debe importar.
Voltear a ver nuestro pasado, pero no atarnos a él, dejar de pensar en él hubiera. Si seguimos con ese sentimiento en nuestro interior, nuestra vida será una completa tortura. Porque nunca dejará que abramos las alas, nunca dejará que alcancemos nuestros sueños.
No te de miedo a equivocarte, no te de miedo a volverlo a intentar, si te caes levántate, fracaso sería caerte y no levantarte.
Mirar a nuestro pasado puede ser nuestro mejor maestro, o se puede convertir en nuestro peor enemigo.
Nuestro pasado, es nuestra historia, no podemos borrarla, pero si podemos cambiar y mejorarla.
Mirar atrás podrá ser un retroceso, o podrá ser el impulso para algo extraordinario.
No existe santo sin pasado, ni pecador sin futuro.