Por Oscar Díaz Salazar
Interesante la hipótesis que comparte el ex presidente del Comité Directivo Estatal del PRI en Tamaulipas, Ramiro Ramos Salinas, sobre las causas de la debacle de su partido. Señala el ex diputado local neolaredense, que el PRI perdió credibilidad y simpatía entre el electorado, cuando dejó de depurar sus filas y de «castigar» a los políticos corruptos. Refiere Ramos Salinas que los presidentes priistas tenían la buena costumbre de aplicar correctivos a los priistas que se excedían en el tema de la corrupción, y específicamente menciona la costumbre de meter a la cárcel a un gobernador en funciones, para que el resto escarmentara y mantuvieran a raya su propensión al latrocinio.
Esa práctica de encarcelar a un gobernador, por lo menos uno, que servía de advertencia para los otros mandatarios estatales y generaba la ilusión de que los priistas tenían la intención de portarse bien, castigar a los corruptos y conducirse con decencia y honradez, eso dejó de suceder con la llegada de Enrique Peña Nieto a la Presidencia y de Osorio Chong a la Secretaría de Gobernación, por la sencilla razón de que ambos venían de desempeñarse como gobernadores y se sentían parte de esa comunidad de gobernadores empoderados, que no tenían temor o respeto por los presidentes panistas.
El ex subsecretario de Transporte en el gobierno de Tamaulipas, de visita a Reynosa para «tantearle el agua a los camotes» y explorar la conveniencia de buscar la candidatura a gobernador del Estado por el PRI, menciona que si bien la decisión sobre si participan solos o en coalición con otros partidos, le corresponde a las instancias de dirección nacionales, su opinión es que para el 2022 preferiría que fueran solos. Agrega que no considera conveniente ir aliados del PAN, y que en todo caso si se decidieran por la coalición, lo mejor sería que el candidato fuera un priista, pues no observa ninguna figura de prestigio y capacidad en las filas del PAN.
El catedrático universitario, ex diputado local y delegado del PRI en varios estados, municipios y distritos, señala que las preferencias de los electores no están otorgadas a perpetuidad a ningún partido y que tiene confianza en el regreso del PRI al gobierno, y en el caso específico de la contienda por la gubernatura en 2022, advierte que si lo dejan competir, les puede ganar a los candidatos de los otros partidos, pues no visualiza candidatos «fuertes» en la competencia o grandes personalidades, sino individuos que le apuestan a la «bonanza» momentánea de la marca o partido.
Al preguntarle si tenía competencia interna (dentro del PRI) en la intención de ser nominado candidato a gobernador, Ramiro Ramos responde que hasta el momento no hay quien hubiera declarado que quiere ser candidato, pero que está enterado que Enrique Cardenas del Avellano está valorando esa posibilidad.
Aunque breve, fue interesante la conversación con Ramiro Ramos Salinas, un neolaredense que quiere ser candidato del PRI al gobierno de Tamaulipas y que ya trabaja en ese propósito.