Piñata
-¡Viejo!-dice la esposa a su marido cuando éste llegó del trabajo: El niño quiere que le hagas una piñata.
-¡Ya está grandecito!-contesta el ceñudo sujeto. ¡Que se la haga él solo!
O yo soy muy mal pensado, o el tipo no entendió bien la pregunta de la abnegada ama de casa.
La respuesta de la mujer debió ser, en todo caso: “Te estoy hablando de una piñata, es decir, una olla de barro, de cartón, o una estructura de alambre cubierta de papel maché, adornada de papel de colores y usualmente con 7 picos, que en su interior contiene frutas, dulces y otros premios. Las piñatas se cuelgan de una cuerda a lo alto para ser rota con un palo o garrote por una persona, y que al romperse libera su contenido sobre los participantes en el juego, no de la estimulación del órgano genital masculino que se practica con la mano hasta alcanzar el orgasmo”.
Todo esto viene a colación porque, echándome un clavado en las redes sociales, me encontré con la página de Facebook de la archifamosa “Piñatería Ramírez”, orgullosamente reynosense, donde da a conocer el resultado de un profundo estudio lingüístico-etológico-ontológico-epistemológico-cómico-mágico-musical que pretende dar respuesta a una pregunta milenaria: ¿Porqué los mexicanos no ganamos medallas de oro en las Olimpiadas?
Tras el sesudo análisis y unas cuantas piñatas mentales, los creativos del negocio llegaron a la conclusión de que los mexicanos no ganamos medallas porque desde niños nuestros padres nos inculcan y nos meten en la cabeza lo siguiente: “No quiero oro, ni quiero plata, yo lo que quiero es romper la piñata”.
Explicación más nítida y contundente no la ha habido desde que Charles Darwin reveló en su obra cumbre “La Evolución de las Especies”, cómo funcionan los mecanismos de la selección natural mediante la supervivencia del más apto.
Porque la “Piñatería Ramírez” no es una piñatería cualquiera. Sus dueños han sabido explotar las redes sociales, principalmente Facebook, para aplicar el ingenio a cada una de sus producciones.
Nomás sale un tema viral, e inmediatamente se ponen a elaborar la correspondiente piñata.
Yo supe de ellos cuando aquel famoso jugador de Holanda se aventó un clavado para que el árbitro marcara penal en contra de la selección mexicana.
A partir de entonces, he seguido con interés todas y cada una de sus publicaciones. Y cuando paso por la calle Bravo, entre Allende y Zaragoza, nunca dejo de voltear a ver si tienen una nueva chimistreta para hacer la nota de color.
De repente le hago bullying a mi compañera Rosalía, porque es una de sus fuentes de información más frecuentes y no se le pasa un solo meme antes de publicarlo.
Uno de los que me dio más risa fue cuando el Presidente de MORENA, Mario Delgado, subió a sus redes sociales que habían sido interceptados por delincuentes fuertemente armados en la carretera que une a Matamoros con Reynosa.
Los de la “Piñatería Ramírez” le hicieron su piñata y no faltó el ocurrente padre de familia que se bajó a tomarle una foto a su retoño, apuntándole a la cabeza con un fusil de juguete.
Hace unos meses, cuando se hizo viral un video del viejo rabo verde de Vicente Fernández agarrándole las bubis a una chamacona, al día siguiente amaneció afuera del negocio la piñata de “Chente Manos Largas”.
En la página de Facebook suben continuamente fotos y videos de sus piñatas.
El último y más morrocotudo video fue el de la piñata que le hicieron a un ratero de combi, de los que asaltan continuamente a los pasajeros de la Capital del País y que en aquella ocasión, éstos lo bajaron y agarraron a patadas.
En el material audiovisual se ve la piñata del cacomiztle semidesnuda, tirada en el suelo, donde varios jóvenes reproducen la escena de su martirilogio, pateando la cabeza y el abdomen del monigote en repetidas ocasiones, y hasta uno de ellos se pone detrás, como simulando el coito.
Otro agarra a un escuincle con su pañal de tres miadas y lo sube sobre la espalda de la piñata para que también le surta a patadas.
Con tener apenas dos o tres días, ese material ya lleva más de 100 mil reproducciones y 187 comentarios.
¿Y las medallas olímpicas, apá?
Yo creo que la Piñatería Ramírez tiene mucha razón. Ya lo decía yo en una columna anterior: México traerá de esa justa deportiva solo medallas de bronce, que servirán para fabricar cazos para los chicharrones.
Por eso aquí nos quedamos con el dicho popular estilo Pegaso: “¡Proporciónale, proporciónale, proporciónale! Abstente de desviar la puntería, puesto que si así ocurre, extravías el sendero”. (¡Dale, dale, dale! No pierdas el tino, porque si lo pierdes, pierdes el camino).