- “Mi familia está haciendo un hoyo para ser enterrado en un árbol…”
EL SINODAL DE TAMAULIPAS
Puente Grande, Jalisco.- Miguel Ángel Félix Gallardo, alias el ‘Jefe de Jefes’, reapareció luego de permanecer más de tres décadas encarcelado por delitos de narcotráfico.
“Mi salud es pésima, mi familia está haciendo un hoyo para yo ser enterrado en un árbol”, dice Miguel Ángel Félix Gallardo, de 75 años, a Telemundo.
El fundador del Cártel de Guadalajara, una de las primeras organizaciones del narcotráfico en México, habló por primera vez con la prensa, en la entrevista confesó que solo espera la muerte en el penal de Puente Grande, Jalisco.
“No tengo pronóstico de vida ninguno, puesto que perdí todo. Perdí la sensibilidad, los oídos, los ojos”, explica Félix Gallardo en una entrevista exclusiva.
El “Jefe de Jefes” tiene que usar una silla de ruedas, pues cada que intenta caminar solo se resbala, fue así como se rompió el brazo al intentar pararse y perder el control. Además no ve del ojo izquierdo y debe usar un aparato auditivo para escuchar a otras personas.
Me quitaron ocho hernias, me privaron de la vista, me privaron de los oídos y como ve, no puedo caminar
Jefe de Jefes
Félix Gallardo se encuentra en la zona de máxima seguridad del penal estatal de Puente Grande, y ha estado preso 32 años.
¿Quién es el Jefe de Jefes?
Félix Gallardo fue el primero en exportar cocaína a Estados Unidos pasando por México.
Nació en 1946 en Culiacán, Sinaloa, comenzó su carrera en la Policía Federal, pero abandonó su formación como uniformado y terminó como guardaespaldas del entonces gobernador de Sinaloa, Leopoldo Sánchez Celis.
Félix Gallardo fundó junto con Ernesto Fonseca Carrillo y Rafael Caro Quintero el cartel de Jalisco.
Y luego de convertirse en uno de los narcotraficantes más poderosos, el cartel a su cargo comenzó a controlar el tráfico de amapola y marihuana en muchísimos estados de México.
En 1989, Félix Gallardo fue detenido por el asesinato de Enrique Camarena, agente de la Administración del Control de Drogas (DEA), quien fue secuestrado, torturado y ejecutado en febrero de 1985.
Tras ser detenido, protagonizó uno de los juicios más largos de la historia de México, ya que duró más de 28 años.
Finalmente, en 2017 fue condenado a 37 años de prisión por los asesinatos de Camarena y el piloto mexicano Alfredo Zavala Avelar.