Huixtla, Chis.- Aún no amanecía, los migrantes que conforman la caravana que busca llegar a Estados Unidos se preparaban para salir este domingo, algunos permanecían dormidos. Fue entonces, casi a las 5 de la mañana en punto, cuando al menos un centenar de elementos de la guardia nacional y agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) les cerraron el paso.
Con escudos en mano, los elementos policiacos fueron cercando las salidas que usarían los migrantes para dejar el domo de usos múltiples en Huixtla, Chiapas. Primero detuvieron a algunos que se habían adelantado o se encontraban calles atrás. Después, en cuestión de un par de minutos cerraron todo el perímetro.
Los migrantes haitianos, hondureños, salvadoreños y de otros países que partieron el sábado de Tapachula, se agruparon a un costado pero ante el avance de los agentes migratorios comenzaron a dispersarse. Un grupo lo hizo a través de las calles de la colonia aledaña, donde las mujeres con niños fueron las primeras a las que rodearon para luego detenerlas.
El grupo más numeroso se movilizó por la orilla de un río que pasa junto al domo. En medio de total oscuridad recorrieron casi un kilómetro, en medio de la maleza, donde familias enteras se escondieron por un par de horas.
Aunque no se observaron agresiones al momento de las detenciones similares a las de principios de semana -cuando en videos se apreció patadas y golpes directos a migrantes-, algunos denunciaron a los observadores de organismos de derechos humanos que hubo a quienes detuvieron con el uso de fuerza excesiva. «Arriba los están madreando», advirtió un taxista que pasaba por el lugar.
Varias de los detenidos reclamaron haber sufrido golpes al momento de ser llevados por integrantes del INM a alguna de las camionetas del Instituto reforzadas con barrotes en las ventanas y puertas.
Casi una hora después, cuando pensaban que los elementos de la guardia nacional y del INM se habían retirado, los que permanecían en los alrededores intentaron seguir su trayecto.
“No vamos a perder la esperanza, hay que estar unidos y seguir”, gritó una mujer hondureña, pero solo fue para constatar que medio kilómetro más adelante seguían los cercos, lo que dividió de nueva cuenta la caravana.
Al momento de una segunda persecución, un hombre haitiano de alrededor de 30 años, de más de 1.85 metros de estatura, corpulento y cubierto de la cara, saltó al río e intentó cruzarlo, pero al darse cuenta de la fuerza de la corriente, se vió atrapado entre el afluente y los policías.
Decidió agarrar un tubo de aluminio como único objeto que encontró a su alcance, y, con un tono desesperado pidió que no se acercara nadie. “Pónganse en mi lugar, “¿Qué acaso no tienes familia, no tienes hijos?”, les decía a los elementos en un español un tanto forzado. Tras un par de minutos logró correr en medio de una vegetación fangosa y crecida.
También hubo quienes prefirieron entregarse al tener en el cauce del río una barrera que no podían pasar.
En otro punto, una mujer centroamericana fue separada de su hija de unos 10 años. Justo enfrente, un integrante de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos intervino y pidió a los elementos de la Guardia Nacional que no los separaran. Gracias a ello continuaron juntas aunque no evitaron ser llevadas a una camioneta.
Otra mujer con tono centroamericano prefirió ir por su cuenta con integrantes del INM porque había perdido a su hija, también de unos 10 años de edad. Minutos después pudo reencontrarse con ella.
A unos 700 metros, un elemento de la guardia nacional quedó rodeado de centenar de migrantes, quienes le propinaron algunos golpes y lo dejaron ir momentos después para intentar escapar de los agentes migratorios por las calles de una colonia cuesta arriba en un cerro. Mientras lo hacían, lanzaban botellas de agua y algunas piedras para intentar ahuyentar a los elementos que no tuvieron mayor dificultad para esquivarlos con ayuda de sus escudos.
Otra veintena de haitianos continuó por la orilla del río por 2.4 kilómetros hasta la carretera a Tapachula. Los seguía en un camino con fango algunas decenas de elementos.
Dos horas después la caravana había sido desarticulada. Los que no fueron detenidos relataron que buscarán regresar a Tapachula donde hay miles de migrantes más.