París, Francia.- Un mes después de su fichaje por el PSG, los cerca de 80 millones de euros que el club se gastará este curso con el argentino (salario de 40 millones de euros, incentivos e impuestos) ya «están en vías de amortizarse», coinciden especialistas en finanzas deportivas.
Si en los ingresos por boletos y por televisión no hay, de momento, un gran margen de crecimiento, la amortización inmediata procederá de tres ejes: redes sociales, merchandising y patrocinios no convencionales. Todo ello sin tener en cuenta las ganancias que proceden de la UEFA Champions League (pueden acercarse a los 100 millones de euros dependiendo de los resultados).
«Sin arriesgarme demasiado, el fichaje de Messi está prácticamente amortizado, al menos lo estará a finales de esta temporada», asegura Virgile Caillet, uno de los ejecutivos de marketing deportivo más conocidos de Francia.
Ingresos por redes sociales y camisetas
La visibilidad del club en las redes sociales ha sido el impacto más inmediato del desembarco del genio argentino. Un crecimiento que es además «rápidamente monetizable», agrega Caillet. En solo un mes, el aumento ha sido del 20% en todas las redes sociales (Twitter, Instagram, Youtube, Facebook, TikTok).
Actualmente, son 134.9 millones de seguidores en línea. Gracias a la llegada de Messi, el PSG adelantó a la Juventus de Turín en seguidores en redes, y solo está detrás de Barcelona, Real Madrid y Manchester United.
Las camisetas son otro de los vectores de negocio más importante del PSG. La llegada de Neymar en 2017 supuso un antes y un después. Desde entonces, el club comercializó un millón de camisetas cada año. Hoy, con Messi, se calcula que la venta aumentará entre un 30 y 40 % por temporada.
Vincent Chaudel, otro especialista en marketing deportivo, aclara algunos malentendidos acerca de cuánto ingresa el PSG por cada camiseta vendida. El precio estándar, unos 140 euros por unidad, «varía dependiendo» de si se comercializan en tiendas del PSG o de Nike, matiza Chaudel. Según fuentes del mercado, de esos 140 euros, solo el 20 % recae en el club (unos 30 euros). La mayor parte corresponde al fabricante y al distribuidor.
Nuevos patrocinios y Catar
Chaudel añade que el PSG seguirá aumentando sus ingresos en la parte de patrocinios, excepto en los que tiene contrato en vigor. La marca deportiva Nike, que viste al club, tiene un contrato por diez años años a cambio de unos 70 u 80 millones por temporada, mientras la cadena hotelera Accor, impresa en la parte frontal de las camisetas, tiene un acuerdo más corto, hasta 2023, que reporta al PSG unos 50 millones de euros anuales.
Sin embargo, este septiembre se han divulgado dos nuevos socios de la entidad parisina, considerados como «no convencionales».
Crypto.com es una plataforma de criptomonedas que aportará de 25 a 30 millones de euros por tres temporadas, confirman fuentes del mercado. Se trata de una apuesta innovadora. El PSG ya pagó a Messi parte de su prima de fichaje en «PSG Fan Token». Esta moneda virtual servirá a los fans para contar con descuentos especiales y tener un acceso privilegiado a las actividades del club, entre otras ventajas. El propio «PSG Fan Token» es también monetizable en el mercado de criptomonedas.
París y Qatar se pueden beneficiar
También la exclusiva firma de moda Dior es otro de los «socios no convencionales». Vestirá a los futbolistas del PSG fuera de los terrenos de juego. La llegada de Messi puede tener otros efectos colaterales beneficiosos. Para la Liga francesa, por supuesto, pero también para la ciudad de París y para Qatar.
«No veo que en París haya un ‘Messi Tour’ como en Barcelona. El Parque de los Príncipes se ha quedado pequeño (unos 48 mil espectadores)», sostiene Chaudel, quien no duda de que la ya atractiva París lo es todavía más con el jugador argentino. En el caso de Qatar, un pequeño y rico emirato del Golfo Pérsico, está más claro.
Controlado desde 2010 por un fondo de inversión soberano catarí, el PSG ha sido el mejor embajador de un país que ha sido criticado por organizaciones de derechos humanos por las condiciones de los trabajadores de las obras para el mundial de fútbol de 2022. «Si antes de 2010 le preguntabas a alguien por Qatar, seguramente ni sabría colocarlo en el mapa», concluye Chaudel.