AL VUELO/ Por Pegaso

Opinión

Cocodrilo

Ahora que “El Perro Pantorrillero” declinó a favor de Rodolfo González Valderrama, para candidato a gobernador, se me vino a la memoria que en cierta ocasión, durante una de sus primeras visitas a Reynosa, se le encaró la ya fallecida, pero bien recordada Queta Santana Ayala para reclamarle no sé qué cosa. 

Luego de que uno de sus ayudantes sacó del salón a la enfurecida fémina, frente a un grupo de por lo menos treinta simpatizantes, Alejandro Rojas Díaz-Durán (su nombre de pila), les platicó la siguiente anécdota: “Yo soy como el elefante-dijo. Tengo la trompa larga, para decirle sus verdades a los sinvergüenzas; tengo la cola corta, para que no me la puedan pisar; tengo las orejas muy grandes, para oír todo lo que se dice; tengo las patas muy fuertes, para estar bien parado en el suelo y tengo la piel muy gruesa, para que nada la atraviese”. 

Parafraseando el cuentecillo de “El Perro Pantorrillero”, el Gobernador de Tamaulipas, Cabeza de Vaca, es como el cocodrilo: Tiene la cola grande, las uñas largas, el hocico enorme, el colmillo retorcido y la piel gruesa. 

Porque a pesar de que sus antecedentes son bien conocidos, parece que todo se le resbala. Ha perfeccionado el supremo arte de la desfachatez, a tal grado que, incluso, pretende llegar a ser candidato a la Presidencia de la República. 

Y no lo duden que, en un descuido, pudiera llegar, porque ya ha quedado demostrado que la cola larga no es impedimento para ocupar el máximo cargo del País. 

Recordemos que el ex mandatario Carlos Salinas de Gortari mató a la hija de una sirvienta cuando aún era adolescente. 

Carlitos y su hermano Raulito, jugando a las guerras con una escopeta de verdad, le pidieron a la niña Manuelita, de 12 años, que se pusiera en la pared para fusilarla. ¡Y lo hicieron, las inocentes criaturas! 

Ya como Presidente, ese fantasma lo persiguió durante todo el sexenio, y casi al finalizar su mandato, ¡zas! que matan a Colosio y que le cargan el muertito al pelón de Agualeguas. 

Ha sido precisamente “El Perro Pantorrillero” el encargado de descubrir parte de la cloaca que hay en Tamaulipas por la red de corrupción del gobernador y sus socios. 

Lo bueno es que a “La Chulada”, el primo consentido de Cabeza de Vaca ya le dieron aire de la UAT y al par de buenos para nada de los “Pacos” los tienen en un rincón del viejo edificio gubernamental del 15 y 16, nomás rascándose las pelotas. 

No por nada este Gobierno de los “Vientos de Cambio” está catalogado como uno de los peores a nivel nacional. 

Aún resuenan las palabras de aquel candidato echado para adelante que decía ante nutridos grupos de la sociedad civil: “Ni me doblo ni me vendo”. 

Con el paso de los años quedó demostrado que, aunque no se dobló, sí vendió su alma al diablo porque pasó por encima de medio mundo para amasar una cuantiosa fortuna. 

De humilde chamoyero, allá por el año 2000, pasó a ser todo un potentado, con ranchos, mansiones y abultadas cuentas bancarias. 

También decía de los priístas: “No solo son corruptos, sino malos para gobernar”, y ¿qué fue lo que pasó? Que le aprendió bien las mañas a su cuate Egidio Torre Cantú, a quien sucedió en el Gobierno del Estado. El alumno superó al maestro. 

Por todas esas cosas y otras más, yo creo que Cabeza de Vaca es un político tipo “cocodrilo”, a diferencia del “Perro Pantorrillero”, que es un político tipo “elefante”. 

Viene la frase estilo Pegaso cortesía de ¿a que no saben de quién? ¡De Cabeza de Vaca, claro está!: “¡De que están obligados a retirarse, están obligados!” (¡De que se van, se van!)

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