Ciudad de México.- “México no es de un grupo, de una minoría, México es de todos los mexicanos; sin el apoyo del pueblo tampoco habríamos resistido la intensa campaña en nuestra contra emprendida desde los medios informativos convencionales y las redes sociales, ni habríamos podido hacer frente a una guerra sucia tan intensa y estridente como la que padeció Francisco I. Madero, apóstol de la democracia”, sostuvo el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Al conmemorar el inicio de la Revolución Mexicana, en 1910, emitió un amplio mensaje al pie del balcón presidencial, en Palacio Nacional, donde también garantizó que las fuerzas armadas, son y serán leales al pueblo de México, porque de ahí deviene su origen.
Con la voz pausada, dio lectura al discurso que preparó para celebrar el desfile –organizado por la Secretaría de la Defensa–, y subrayó su convencimiento de la voluntad democrática de los militares:
“Me refiero a la contribución comprometida de la Fuerzas Armadas, a diferencia de otros ejércitos, no lo olvidemos, surgió para oponerse al golpe de Estado que culminó en el asesinato del presidente Madero y del vicepresidente José María Pino Suárez. Surgió el ejército actual para defender la legalidad y la democracia. No olvidemos que el actual ejército nació al día siguiente de que fue aprendido el presidente Madero, aquí en Palacio Nacional, los aprehendieron un 18 de febrero de 1913 y el día siguiente, 19 de febrero de 1913, nació nuestro Ejército.
“Desde entonces y por esa razón, los integrantes de las fuerzas armadas son leales a la Constitución y a las instituciones. No han pertenecido ni van a pertenecer, estoy seguro, a la oligarquía, vienen de abajo y tienen como origen e identidad el México profundo. Es pueblo uniformado y por eso nunca traicionará a su gente, nunca traicionará a la libertad, la justicia, ¡nunca traicionará, el soldado mexicano a la patria viva!”.
Antes de presenciar el desfile temático en el que participaron 6 mil efectivos de la Sedena, niñas y niños, jóvenes y adolescentes, el tabasqueño dio lectura a su interpretación histórica del inicio del movimiento revolucionario. Se enfocó en el papel de Madero, de quien dijo que ha sido juzgado por la historia y se encuentra entre los grandes de México.
Y de ahí recaló en la cuarta transformación, “que estamos llevando a cabo desde abajo, y entre todos no sólo está haciendo realidad el sueño de justicia de nuestro pueblo, sino también el ideal democrático con el que nació la Revolución maderista de 1910.
“Ahora no se impone nada, se manda obedeciendo, se respeta la Constitución, hay legalidad y democracia, se garantizan las libertades y el derecho a disentir, hay transparencia plena y derecho a la información. No se censura a nadie, no se violan los derechos humanos. El gobierno no reprime al pueblo y no se organizan fraudes electorales desde el poder federal.
“El poder público ya no representa como antes a una minoría, sino a todos los mexicanos de todas las clases, culturas y creencias. El gobierno actúa con austeridad, tiene autoridad moral, no se tolera la corrupción, ni se permite la impunidad. En la práctica no hay fueros, ni privilegios, se protegen la naturaleza, igualdad de género, se repudia la discriminación, el racismo y el clasicismo, y se fortalecen valores morales culturales y espirituales; se cuida y se promueve el patrimonio cultural e histórico de México”.
También resaltó que para un poder público -dispuesto a transformar- “no hay mejor aliado que el propio pueblo, nada bueno, digo de manera respetuosa, políticos nada bueno se puede esperar, de políticos corruptos, de la prensa que se vende o se alquila, de intelectuales convenencieros y de potentados dominados por la codicia.
“Si no estuviéramos respaldados por la mayoría de los mexicanos y en especial por los pobres, los conservadores ya no sabrían derrotado o habríamos tenido que rectificar y someternos a sus caprichos e intereses para convertirnos en floreros, obligado a robar, y a detentar el poder económico y el poder político en nuestro país. Siempre dijimos que por el bien de todos, primero los pobres, expresión que implica algo no menos importante: atender a los más pobres es ir a la segura para contar con el apoyo de muchos cuando se busca transformar una realidad, opresión, y alcanzar el ideal de vivir mejor, más justa, igualitaria y fraterna”.