AL VUELO/ Por Pegaso 

Opinión

Chascarrillos

A continuación, deleitaré a mis dos o tres lectores con algunos chascarrillos subidos de tono. 

Como dice mi colega Catón, el que no guste de chascarrillos subidos de tono puede saltarse hasta donde dice: “Y ahora viene el refrán estilo Pegaso”. 

1.- Andaba un día Benito Bodoque, el gatito adolescente de la serie de dibujos animados “Don Gato y su Pandilla” (Top Cat, por su título en inglés. Producido por Hanna-Barbera en 1961 y transmitida por la cadena ABC de Estados Unidos), cuando de repente aparece la pandilla caminando uno detrás de otro, encabezado por Don Gato. 

Se acerca Benito y les dice: “Oigan, ¿puedo acompañarlos?” 

-Claro que sí,-le respondió Don Gato. ¿Cuál es tu nombre, hijo? 

-Me llamo Benito Bodoque. 

-¡Magnífico! Bienvenido a la pandilla, Benito. Puedes unirte a nosotros. 

-¿Y qué es lo que van a hacer?-les pregunta el cándido felino. 

-Vamos a fornicar,-contesta el líder de la pandilla. 

En eso, pasa corriendo una gata y todos se van tras ella diciendo: “¡Vamos a fornicar, vamos a fornicar!” 

A como puede, Benito los sigue. La gata llega a un poste y se sube hasta la punta, en tanto que los gatos empiezan a dar vueltas alrededor del mismo diciendo rítmicamente: “¡Vamos a fornicar, vamos a fornicar!” 

El gatito se suma a ese ritual y empieza a decir también: “¡Vamos a fornicar, vamos a fornicar!”, hasta que se empieza a marear y entonces, dirigiéndose al jefe le dice: “Oiga, Don Gato, yo nada más tres fornicadas más y me voy a mi casa!”. (Risas). 

2.- Un matrimonio decide irse de vacaciones a Arabia. Toman el vuelo que los lleva a Madrid y de ahí trasbordan hasta su destino, el país de las alfombras y los turbantes. 

Llegan al aeropuerto y se instalan en el hotel. 

El marido le pregunta a su mujer: 

-Martha, ¿qué es lo primero que vamos a hacer? 

-Le contesta ella: Pues me han dicho que el mercado está muy bonito y hay muchas antigüedades. Me gustaría ir a comprar algunas cosas para mis amigas. 

Así lo hacen. Mientras la esposa entra al mercado, él se entretiene viendo una carrera de camellos. 

La mujer mira con curiosidad y admiración a todas partes, hasta que ve un local en cuya fachada se lee: “El Gran Fajir. Curo todos sus problemas sexuales”. 

Ni tardo ni perezosa, se introduce en el lugar. Encuentra al tal Fajir, ataviado con una vistosa túnica y un blanco turbante, sentado en posición de loto. 

-Dígame, seniora, ¿en qué puedo servirle?-le pregunta Fajir. 

-Ahí dice que usted puede ayudarme. Lo que pasa es que mi vida sexual ya no es tan excitante como antes. 

-¡Ahhhh! No tenga asté cuidado. Yo le voy a ayudar a cambio de veinte dinares. Mire, cuando tenga asté ganas de tener un orgasmo, solo repita mi nombre tres veces: “¡Fajir, fajir, fajir!” 

-¿Eso es todo? Solo repito su nombre: “¡Fajir, fajir, fajir, ahhhh, oooohhh, uuuhhh!” 

-¿Ya ve como sí funciona? 

Ella le paga y se regresa a donde estaba su esposo. En el camino al hotel, la señora va diciendo en voz baja: “¡Fajir, fajir, fajir, aahhhh, ooohhh, uuuhhh!” 

No bien llegaron a su habitación, nuevamente: “¡Fajir, fajir… etc.”! 

Así anduvo la buena señora durante los siguientes días, hasta que ya enfadado le dice el esposo: “Bueno, ¿qué tanto traes tú con tu Fajir, fajir, fajir,…aaaahhhh, oooohhh, uuuhhh?” (Risas). 

3.- Un espermatozoide le pregunta a otro: 

-Oye, Espermancio, ¿sabes si aún nos falta mucho para llegar a los ovarios? 

-Yo creo que sí,-contesta el aludido. Por lo que veo, apenas vamos por la garganta. (Risas). 

Y ahora viene el refrán estilo Pegaso, cortesía del Reader´s Digest: “La emisión involuntaria de sonidos espasmódicos, medicamento certero». (La risa, remedio infalible).

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