Por Oscar Díaz Salazar
La tarde del jueves 30 de diciembre de 2021, formalizaron, ante la ley (el IETAM), las relaciones que sostenían, de atrás tiempo, los dirigentes de los partidos PAN, PRI y PRD.
Hoy termina el amasiato que sostenían en forma un tanto clandestina, vergonzosa, pecaminosa y a hurtadillas, los líderes de los partidos que hace menos de un lustro representaban al centro, la derecha y la izquierda del espectro político tamaulipeco.
Un quinquenio bastó para que los dueños del partido hegemónico por más de ocho décadas, del instituto político que aglutinaba a la gente que se decía decente y el partido de la izquierda «progresista», todos ellos con definida ideología y con reticencias (asquito) para mezclarse con los otros dos, hoy los vemos que caminaron del brazo al altar cívico, legal y político que representa el Instituto Electoral de Tamaulipas, para darse mutuamente él si, que les permitirá juntar sus canicas, sus quereres, sus fichas, sus militantes, sus mapaches, sus simpatizantes y sus votos, en un intento de ganar la elección a quien decretó, designó, definió e hizo realidad la expresión de que todos esos partidos, el tricolor, el albiazul y el amarillo, eran lo mismo.
Con el gerente del PAN como actor principal, Luis René «Cacharro» Cantú; con el administrador a cargo del PRI en liquidación, Edgar Melhem Salinas y él regentador del fantasmagórico PRD, Armando Valenzuela de Hernández Llanos (Juvenal), se llevó a cabo la solicitud de registro de la coalición «Va por Tamaulipas» que integran los partidos políticos citados, ayuntados, amafiados, coaligados y juntos, pero también revueltos.
La aritmética política, que no es aritmética, es más bien álgebra, nos dice que al ir juntos no necesariamente obtendrán los votos que podrían conquistar por separado. En esta sumatoria en específico, se visualiza que hay dos que restan uno al otro, y uno más que equivale al cero y por lo tanto ni suma ni resta, sino todo lo contrario.
Enhorabuena (¿o en mala hora?) por los contrayentes de este trío que hoy le dicen, a la ciudad y al mundo, que dejaran de vivir en pecado y en lo sucesivo los verán caminar del brazo.
Hoy se comprueba una vez más que del odio (a estar fuera del presupuesto) al amor (a la nómina) hay tan solo un paso.