Kiev.- Rusia invadió Ucrania la madrugada del jueves, en una ofensiva general con bombardeos aéreos e incursiones terrestres que en pocas horas se acercaron a Kiev y tomaron la siniestrada central nuclear de Chernóbil, dejando decenas de muertos.
La ofensiva generó un aluvión de condenas: la Unión Europea (UE) se apresta a anunciar nuevas sanciones contra Rusia y la OTAN prevé un encuentro por videoconferencia el viernes.
Estados Unidos presentará un proyecto de resolución ante el Consejo de Seguridad de la ONU para condenar a Rusia por esta «guerra».
Pero el ministerio ruso de Defensa afirmó que todas las misiones de este primer día de operaciones «fueron completadas con éxito».
El presidente Vladimir Putin, que desde hace semanas mantenía desplegados a más de 150 mil militares en las fronteras con Ucrania, cruzó un punto de no retorno el jueves al amanecer.
«He tomado la decisión de una operación militar especial», declaró el mandatario, tres días después de haber reconocido la independencia de las regiones separatistas del este de Ucrania.
Putin, que exige que la OTAN cierre sus puertas a Ucrania, aseguró que no buscaba la «ocupación» de esta exrepública soviética, sino «una desmilitarización y una desnazificación» del país y defender a los rebeldes prorrusos.
Poco después de su discurso empezaron a escucharse explosiones en varias ciudades, desde Kiev hasta Járkov, la segunda ciudad del país en la frontera con Rusia, así como en Odesa o Mariúpol, a orillas del mar Negro y el mar de Azov.
El ejército ruso aseguró que destruyó 74 instalaciones militares, incluyendo 11 aeródromos, y que los separatistas del este de Ucrania están avanzando y tomando el control de territorios.
En Moscú, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, afirmó que la ofensiva durará el tiempo que sea necesario, en función de sus «resultados».
Por la tarde Putin sostuvo que el ataque ha sido «una medida forzada, ya que no nos dejaron ningún otro modo de proceder».
El ejército ucranio aseguró haber matado a 50 rusos y abatido cinco aviones y un helicóptero en el este del país.
Todas estas informaciones sobre víctimas son por ahora imposibles de verificar con fuentes independientes.
Primeras bajas
El gobierno ucranio reportó decenas de bajas civiles y militares. El ministro de Sanidad, Oleh Lyashko, dijo que 57 personas murieron y 169 resultaron heridas el jueves después de que Rusia lanzara una invasión a gran escala en Ucrania.
Por otra parte, el viceministro de Defensa informó de que seguían produciéndose intensos bombardeos rusos en la región oriental de Donetsk.
Los guardias fronterizos dieron que tropas rusas penetraron desde Bielorrusia, 150 kilómetros al norte de Kiev, para efectuar un ataque con misiles contra objetivos militares.
También hubo incursiones terrestres por el sur en la península de Crimea, anexionada por Moscú en 2014.
A medida que pasaban las horas, las fuerzas rusas parecían acercarse a Kiev, donde se impuso el toque de queda.
El presidente ucranio, Volodomir Zelenski, que declaró la ley marcial, dijo que sus fuerzas trataban de recuperar un aeropuerto militar cerca de Kiev, donde «paracaidistas enemigos fueron detenidos».
El gobierno ucranio anunció además la toma por las tropas rusas de la central nuclear de Chernóbil, después de dar parte de combates cerca del depósito de residuos nucleares de la central siniestrada en 1986, cuando Ucrania era parte de la Unión Soviética.
«Preparé las bolsas y huí»
Rusia aseguró que los civiles de Ucrania «no tienen nada que temer», pero en Kiev centenares de personas se precipitaron al metro para buscar refugio o intentaban salir de la ciudad.
«Me he despertado por el ruido de las bombas, preparé las bolsas y huí», indicó a Afp María Kashkoska, de 29 años, en un estado de conmoción en el metro.
En medio de la noche, el tráfico de la capital era el de las hora pico. Vehículos llenos de familias buscaban salir de la ciudad, hacia el oeste, lo más lejos posible de la frontera rusa, situada a 400 km.
En Chuguev, cerca de Járkov, una mujer y su hijo lloraban a un hombre, muerto en un ataque de misiles, una de las primeras víctimas del ataque.
«Le había dicho que nos fuéramos», repetía incansablemente el hijo, junto a los restos de un antiguo coche Lada y al cráter provocado por el proyectil caído entre dos inmuebles de cinco pisos.
En las calles de Moscú, había habitantes que expresaban su inquietud y otros, el apoyo a Putin.
«No me alegro, estoy muy nervioso», dijo Nikita Grushin, empresario de 34 años, afirmando que no tenía la menor idea de quién «tiene razón» en esta crisis.
«No voy a criticar una orden del comandante supremo. Si piensa que esto es necesario, es que debe hacerse», manifestó por su parte Iván, ingeniero de 32 años.
Por la tarde hubo manifestaciones contrarias a la guerra en Moscú y en San Petersburgo protestas en las que varios cientos de personas fueron detenidas.
«El día más triste»
El presidente estadunidense, Joe Biden, condenó «el ataque no provocado e injustificado» y aseguró que «el mundo hará responsable a Rusia».
El jefe de la OTAN, Jens Stoltenberg, denunció el «ataque irresponsable y no provocado (…) que pone en riesgo incontables vidas civiles».
Y el responsable de la diplomacia europea, Josep Borrell, advirtió que «Rusia se enfrentará a un aislamiento sin precedentes» y prometió «el más robusto y más severo paquete de sanciones que jamás hayamos adoptado».
El secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, aseguró que era «el día más triste» de su mandato.
Muy cauta, China, aliada de Moscú, dijo que «comprende las preocupaciones razonables de Rusia en materia de seguridad».
Tormenta en los mercados
La invasión ha golpeado a los mercados internacionales. El petróleo Brent superó los 100 dólares por barril por primera vez en siete años y las bolsas de todo el mundo cayeron en picado el jueves.
La Bolsa de Moscú, que interrumpió los intercambios durante unas horas, sufrió pérdidas de más del 30 por ciento y la moneda rusa, el rublo, registraba su mínimo histórico frente al dólar antes de la intervención del banco central de Rusia.