Oscar Mario

Opinión

Por Oscar Díaz Salazar

Pudo más la ambición que la prudencia en el matrimonio que forman la C. Carmen Lilia Cantú Rosas y el ex policía Oscar Mario Hinojosa, quienes decidieron que el cónyuge de la presidenta municipal abandonara la actitud discreta, prudente y alejada de los reflectores, para asumir el papel protagónico de la campaña de morena, en Nuevo Laredo, del candidato a gobernador Américo Villarreal Anaya.

El primero de octubre del 2021, fecha en la que tomó posesión la alcaldesa pirrurris de Nuevo Laredo, los neolaredenses respiraron tranquilos al enterarse que no sería el ex jefe de la policía ministerial, y oriundo de la frontera chica, Oscar Mario Hinojosa, quien se haría cargo de la política asistencial del gobierno municipal, declinando el nombramiento de presidente del sistema para desarrollo integral de la familia, o DIF Nuevo Laredo, que por tradición se expide al primer@ Dam@ del municipio.

Es lamentable que al transcurrir el tiempo, al irse habituando a ejercer el poder, al familiarizarse con el cargo, que también ejerció su padre y su hermano, la presidenta Carmen Lilia incurra en la tentación de empoderar a su esposo, y que eche a andar un proyecto para heredarle el cargo e instaurar una monarquia de sucesión conyugal.

Si de por sí las pretensiones monárquicas y la visión patrimonialista del servicio público son reprobables, más lo son tratándose de ceder el gobierno a un sujeto de pasado turbulento.

Como si los neolaredenses y los tamaulipecos no tuviéramos memoria, o como si no existiera el Google, las redes sociales y los registros en el ciberespacio, la presidenta Carmen Lilia pretende que su esposo, – abogado como ella, notario público como ella y ricachón como ella (no pregunte de donde salió esa fortuna) -, que el policía que recogía un millón de dólares por semana y por cada comandancia de la frontera, desempeñe también el cargo de presidente municipal de Nuevo Laredo.

Oscar Mario Hinojosa trabajó en la ministerial como subordinado del difunto Francisco Tomas Cayuela, apodado el abogado biónico, porque al salir de la PGR (decían que) se había llevado seis millones de dólares, que le permitieron pasear por Europa por más de un año. Pero el texto no es sobre el difunto Cayuela, sino del jefe de la policía de ese tiempo en el que gobernaba el Estado Tomas Yarrington, hoy encerrado en una cárcel gringa. En ese tiempo en el que se recogían maletas de dinero, en moneda norteamericana, de las comandancias de la policía ministerial, divisas que a su vez eran «cuotas» que pagaba la delincuencia organizada para controlar «las plazas»; en ese tiempo en el que se asesinó a un empresario de Nuevo León de apellido Cervantes Espeleta y que de la investigación de ese secuestro, asesinato y encubrimiento, se supo que la policía ministerial de Tamaulipas protegía y/o operaba a una red de secuestradores, en esa época el director de la policía ministerial era el hoy esposo de la presidenta municipal de Nuevo Laredo.

El viudo Oscar Mario Hinojosa, casado en segundas nupcias con la alcaldesa Carmen Lilia, hace mal en suponer que ya se han olvidado esos temas, y muchos otros. Si pactó con los gringos, si hoy es testigo protegido, si pudo establecer su residencia en Laredo, Texas, si el buen recuerdo de su suegro, y su cuñado, que tienen los neolaredenses les alcanzó para que su esposa despache en la presidencia municipal, si tiene buenos nexos o puentes con Francisco N, de tal manera que no lo tocan ni con el pétalo de un periódicazo o nota en redes sociales, si ha podido disfrutar de todo esto, bien haría en no abusar de su buena suerte.

Por lo pronto hoy es el rostro de la campaña de morena en Nuevo Laredo. El rostro de un personaje en el que suena a burla ofrecer un futuro libre de corrupción, de abusos, de violencia y de impunidad.

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